Un recorrido por la vida de quienes escribieron parte de la historia

viernes, 23 de julio de 2010

El Libertador Simón Bolívar dice:
"EL HOMBRE ES HIJO DEL MIEDO, Y EL CRIMINAL Y EL ESCLAVO MUCHO MÁS. SÓLO SE AVANZARÁ SIN MIEDO"

Eran las cinco de la tarde del día 20 de diciembre de 1830, Santa Marta, Colombia, cuando una procesión silenciosa comenzaba su andar por las calles, milicia de un lado y otro, puestas armas al hombro, una procesión precedida de nobles caballos, caballos que llevaban caparazones negros con las iniciales S.B. escritas en ellos, luego un Sargento Mayor, un Coronel y un Primer Comandante, todos a caballo y espadas en mano, le seguía una compañía del Batallón Pichincha, en ese orden iban caballos llevado en carroza el cadáver de un hombre en ataúd, generales, soldados y ciudadanos al final, era el entierro de un hombre que comenzaba a pertenecerle a la historia, ese hombre se llamaba Simón Bolívar, conocido como El Libertador. Había nacido en Caracas, Venezuela, el 24 de julio de 1783 y muerto en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830.


Hoy, después de caso 200 años de su muerte, el hombre que un día se propuso como ideal, libertar la mayor cantidad posible de territorio suramericano del yugo español, habla para el mundo en una entrevista exclusiva justo cuando se celebra un aniversario más de su nacimiento.

Aquel hombre que sólo medía 1.65 metros de estatura, estaba sentado en una hamaca, con rostro sereno, apacible, miraba hacia el piso, apenas sintió mis pasos levantó su vista y aquellos ojos negros, profundos, infinitos me captaron con inusitado entusiasmo. De inmediato se puso de pie para recibirme, me extendió su mano y me dijo: "Sea usted bienvenido, me place recibir a un venezolano, hijo como yo de tan generosa tierra". Me quedé mirándolo durante varios segundos, aún sosteniendo su mano en señal de saludo, me resultaba inquietante estar frente a frente con un ser que ya era leyenda estando vivo. Me acercó una silla de madera a su hamaca, con su mano extendida me invitó a sentarme y me dijo: "Cuando usted desee, iniciamos nuestra conversación, que por demás espero sea amena y reconforte mi espíritu".

- Libertador, su vida es conocida por el mundo, pocas cosas tal vez existan que no se sepa, usted se hizo Universal, le diré que pensé mucho tiempo tratando de saber cómo iniciaría esta entrevista, más bien me gustaría que fuera su Excelencia quien me contara parte de su historia...

- Bolívar: Sabe usted, le diré algo que muy poca gente conoce, tal vez irrelevante, pues la historia se ha escrito ya. Y tiene que ver con mi nombre y mi fecha de nacimiento. Mi padre que era más bien radical y poco de los rituales de la Iglesia, quería darme el nombre Pedro, el Apóstol Mayor, el de “eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”; pero Simón es un nombre que en la familia es más como una enfermedad de lo mucho que se repite. Una enfermedad de verdad también, porque lo llevaban tanto mi quinto abuelo Simón de Bolívar el Viejo, el primer Simón Bolívar, y mi cuarto abuelo, Simón Bolívar el Mozo, como el primer Bolívar en Venezuela. Como ambos eran a cual más de locos, esto me deja a mí como Simón Bolívar el Niño, en su digna compañía, y para muchos, más loco que los viejos Simones. En cuanto a la fecha de mi nacimiento, le comento...mi abuelo, como Alférez Real que era, se comportaba como un viejo requete godo y sumamente beato, e insistía que mi padre me diera el nombre del santo del día en que realmente nací, el 25 de Julio, o sea el del apóstol Santiago, el más chapetón de los santos, ya que es el único que lleva la Santidad en el nombre y por tanto nunca se le dice San Santiago. Ahí mismo mi padre me cambió mi fecha de nacimiento a la del día anterior, 24 de julio, para zafarse del nombre Santiago, y para quitarse de encima a mi abuelo que por beato que fuera, no iba preparado para tamaña argucia ni se sabía tanto el Martirologio Romano como para poder chistar… Allí mismo también empezaron mis problemas con la familia Palacios: pero, me llamé Simón… y no nací el 24 sino el 25 de Julio. En todo caso, es una anécdota y nada más. Me consagré a la libertad...

- Dijo cierta vez que de no ser por el fallecimiento de su esposa, no hubiese sido lo que fue...

-Bolívar: Hay acontecimientos que cambian para siempre el rumbo de nuestras vidas. Ciertamente eso dije. Fue un profundo dolor, amaba como jamás amé...y de pronto me vi frente a la nada. Con María Teresa me hubiese dedicado a la apacible vida que la unión del amor otorga. Una gesta como la que emprendí, no hubiese sido posible.

- Volvamos a su niñez. ¿Qué recuerda con más frecuencia, qué añoranzas?

- Bolívar
: Era un niño travieso, jugaba mucho con Matea, quien era unos diez años mayor que yo...De todos los regalos que recibía, siempre recordaba lo original de mi tío Esteban, hermano de mi madre, hombre culto y refinado, que había asimilado al ambiente europeo en su manera de vivir… eran con frecuencia animales poco familiares a los niños: una ardilla, una tortuga, un venadito, un loro, y hasta en una oportunidad me dió un burro...esos eran sus regalos.

- A veces da la impresión de que a pesar de haber tenido una infancia feliz, Simón, el hombre, llevó una vida atormentada. Con el alma convulsionada. ¿Fue realmente Bolívar el hombre de las dificultades?

- Bolívar: Fuí un hombre más de aquella época. Vi las injusticias muy de cerca, la opresión de quienes vinieron de otras tierras a someternos. Todo aquel que alzaba su voz contra la Corona, pagaba con su vida. Encontré el amor y lo perdí. Encontré civilizaciones y culturas que me abrieron los ojos, tuve los mejores consejos de mis maestros...fui a la guerra, crucé ríos y montañas, llanuras, mares...sufrió mi cuerpo las penurias de la naturaleza y mi alma la mezquindad de los hombres, la envidia y la traición. Fueron sin duda grandes dificultades. Pero cuando bajé al sepulcro, bajé intacto. Me consagré a mi Destino...

- ¿Costó mucho en aquella época que lo aceptaran al principio de la gesta libertadora?

- Bolívar: Tanto como después. Incluso mi querida hermana María Antonia, llamaba populacho a quienes seguían mis ideales, que no eran míos, sino de muchos. Pero hay que entender el contexto, no la culpé entonces y no lo hice luego. Al final comprendió a qué causa se había sumado el cabeza caliente de la familia. Antes, durante y después, la batalla por la libertad parece no acabar nunca...

- Santander...

- Bolívar: Verá usted, me resulta difícil juzgar sin ubicar las cosas en su justo contexto. Yo soñé con una sola nación. Una Gran Colombia. Dseaba una unión que fuera más allá de la guerra por la independencia. No se pudo. Cuando los realistas fueron barridos, surgieron los males de las entrañas de muchos. Hoy los entiendo. Aquel que había nacido en la Provincia de Venezuela, se sentía venezolano. Aquel que había nacido en la Nueva Granada...o aquel del Alto Perú...en fin, hoy pienso que la unión territorial, tarde o temprano desaparecería...no era yo, no era un hombre capaz de sostener la unión. Santader fue apareciendo con la ambición de un neogranadino, Paéz con la ambición de un venezolano...y pienso que viendo lo que he visto luego...muchos santander y muchos Paéz ya habrían aparecido. Aún así, la unión es posible...la integración con igualdades para para cada nación, la integración basada en la cooperación, en la búsqueda de la grandeza, basada aunque sea por el hecho histórico que nos unió por una misma causa.

- Pero en su propia época mandó al exilio a Santander...

- Bolívar: No, disculpe...al exilio no. Yo sufrí un horroso y cobarde atentado en 1828 y todo indicaba que Santander estaba involucrado...a mí no me tiembla el pulso sabe...Santander fue condenado a muerte, la intervención del Mariscal Sucre le salvó la vida...y sugirió el exilio. Y como dije una vez al mismo Sucre en años anteriores, refiriéndome a otros asuntos: no siempre lo justo es lo conveniente, ni lo útil, lo justo. Dicen que al regresar a Colombia, después de mi muerte, visitó mi tumba y la pisoteó y dijo: "Entonces...tú estás aquí Bolívar".Yo no pido por recompensa más que el reposo y la conservación de mi honor. Y mi honor no fue jamás pisoteado como yo jamás mancharía el honor de ningún ciudadano que haya obrado con dignidad y con principios.

- En años recientes, en Venezuela, algunos sectores de poder han llamado a Paéz traidor e indigno de su confianza...

- Bolívar:
El General Paéz fue un hombre valiente y necesario. Hay que quitarse el sombrero al verlo palear en batalla. Dicen que él fue responsable de la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Algo de culpa tuvo. Leí su autobiografía y lo comprendí mejor. Que la administración de la naciente nación estuviera en Bogotá, no le parecía ni a él, ni a muchos...los celos de él y de muchos después de haber luchado tantos años y sentirse gobernados desde allá, la distancia, los caminos, la falta de cohesión de tantas partes involucradas...tal vez tenía razón, lo que no valoro es que no hizo mayor esfuerzo por buscar soluciones más nobles. Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, rebosaron la medida de mi sufrimiento. Pienso que el General Paéz se llevó consigo para la eternidad un sentimiento de culpa. Pero cuando mis restos volvieron a Caracas, Paéz estaba allí, visiblemente emocionado, su dolor era cierto, fue de quienes hicieron el mayor esfuerzo, junto con mis hermanas, para que se cumpliera mi voluntad de que mi restos y mi alma descansaran por siempre en la ciudad que me vió nacer. Yo agradezco enormemente eso. La historia se ve muy distinta después que pasan los años.


- Usted dió su vida por la libertad de naciones oprimidas, pero ¿consiguió usted sentirse libre?

- Bolívar: Fíjese, cuando estaba en Santa Marta, en mis últimos días recuerdo que le dije a venerable médico Reverend esto: "¿ Y usted qué vino a buscar a estas tierras?" y él me respondió: "La libertdad", a lo que proseguí: "¿y la encontró?", "Sí, mi General". Respiré profundo y le dije: "usted es más afortunado que yo, pues todavía no la he encontrado". Yo anhelo algún día ver la unión de las naciones que soñé...libres de imperios, libres de déspotas, libres de la codicia de poder algunos hombres pequeños de alma, libres de quienes se quieran aprovechar de los más débiles, cuando eso suceda en Colombia, en Venezuela, en Perú, Ecuador, en Bolivia y en cuanto país latinoaméricano me vincule, entonces seré libre. Están en deuda con mi gloria y mis servicios a tantas naciones, más que los gobernantes, los ciudadanos.

- Recientemente fueron exhumados sus restos en Caracas y...

- Bolívar: Sí ya sé. ¿quieren comprobar las causas de mi muerte o quieren comprobar que estoy muerto? En verdad serví a mi patria como ciudadano, como militar, como gobernante y como hombre. Agradezco los honores, pero no quise nunca ser un Dios. No creo ninguna cosa tan corrosiva como la alabanza.

- ¿Su sueño sigue vivo, Libertador?

- Bolívar: Más que nunca. Se lo diré de esta manera: La libertad del mundo está dependiente de la salud de América. En América está el futuro del mundo. Creo firmemente que la libertad será conquistada, la eternidad me dará el tiempo necesario para vivir el regocijo de ver el sueño hecho realidad. Pero eso sí, recuerden...el hombre es hijo del miedo, y el criminal y el esclavo mucho más. Sólo se avanzará sin miedo.


El Libertador, según personas que lo conocieron, usó bigotes y cabello largo hasta 1825. El autor de esta página recrea la semblanza del Héroe Americano

La Espada del Perú, obsequiada al Libertador Simón Bolívar y que se conserva a resguardo en Venezuela

Al escuchar aquellas palabras no hizo falta entender que la entrevista había terminado. Me levanté de la silla y le dije al más grande hombre de América: "Hasta siempre, Libertador". No me respondió, comenzó a mover su hamaca y clavó su mirada en el suelo, los ojos negros, vivos y penetrantes dibujaban de nuevo su ideal en el aire, con la esperanza de verlo cumplido algún día.



La entrevista aquí realizada es un ejercicio de la imaginación del autor de esta página, basada en hechos reales y expresiones ciertas pronunciadas por Simón Bolívar. Un homenaje a uno des los personajes más fascinantes de la historia Universal. Gracias por leernos. Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com

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