Un recorrido por la vida de quienes escribieron parte de la historia

domingo, 9 de mayo de 2010

El Ché Guevara vuelve a hablar:
"Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo."
La fotografía tomada por Alberto Díaz (Korda) en 1960, hizo del Ché un símbolo


Arriba, el famoso combatiente Ché Guevara y el autor de esta entrevista
y en la foto de abajo, al final de la conversación, de regreso al presente.
Existen personas que al nacer, y en la medida que crecen, ignoran por completo el camino que les espera. Son seres comunes, niños que juegan, que comperten sus primeras experiencias con sus padres, en el colegio con sus maestros, que luego van fijando su vista enamorada de alguien en plena adolescencia, seres que le van dando forma a sus planes, a sus sueños...sueños a los cuales el entorno y la sociedad, aportan una parte. Pero, seguramente, en esos sueños no estaba que llegara el día en que varias balas entraran veloces y ardientes al cuerpo, para que, precisamente, acabaran con la vida y con los mismos sueños. Entre muchos individuos que tuvieron esa suerte en la historia, está Ernesto Guevara, así, ese nombre, suena a cualquier persona, en cambio si se dice Ché Guevara, entonces todo se vuelve símbolo.

A la sombra de un árbol, pensativo, reflexivo, con la mirada puesta en el infinito, tabaco en mano, y soltando bocanadas de humo, estaba el Ché Guevara, no el símbolo, no la imagen o el ícono de una ideología, sino el hombre. Me esperaba para conversar de ese ayer que vivió y del hoy, hoy que sólo puede ver desde lejos.
- ¿En qué piensa el Ché ahora, cómo ve lo que dejó atrás?
- Ché Guevara: Pues, tengo la impresión de que hacen falta hombres y mujeres que luchen más, personas de esas que no se pueden detener nunca buscando un ideal. A veces siento que el mundo está dormido, que hay un gran letargo, nada, salvo algunos modestos intentos por estremecer la sociedad en la que viven, se han dado. Eso frustra, porque esa dinámica, de lucha, de confrontación, de búsqueda, es lo que mueve al mundo hacia adelante.
- ¿ No se habrá cansado el mundo de tanta dinámica, de tanta confrontación?
- Ché Guevara: Es posible. Yo no me refiero exactamente de lucha armada, que si hace falta se debe usar. Me refiero a ideales, ideas. Se puede luchar con la literatura, a través de las artes, se lucha desde lo cotidiano, expresando inconformidad con hechos concretos. Eso no lo veo.
- Siento a un Ché Guevara insatisfecho...
- Ché Guevara: Siempre lo estuve, siempre hay que estarlo. De no haber sido así, me hubiese quedado en Argentina, sería ya un viejo médico, insatisfecho también por no haber podido salvar
la vida de unas cuantas personas. Pero aclaro que no me arrepiento. Digo que creo en lo que hice, que lo volvería a hacer y que el mundo duerme hoy cuando debería estar despierto. Eso.
- Ernesto, ¿qué hizo que un joven, hijo de padres de cierta comodidad económica, tuviera el sueño de cambiar al mundo, o a una parte del mundo con las ideas de Marx?
- Ché Guevara: Te confieso que no supe qué cosas de aquella época de finales de los años 30 y comienzos de los 40 me movió. Mis padres eran activistas anti-peronistas, y sin embargo, siendo estudiante mostré poco interés en ello. Me dediqué a estudiar medicina y buscaba entender el origen del asma para tratar de ubicar alivio a ese mal que me aquejó desde pequeño. Luego me interesé en la lepra. Si hubo algo que me motivó fue, sin duda la desigualdad que veía en mis excursiones en bicicleta por Argentina primero y luego por algunos cuantos países de Suramérica. No quería ser un médico clase media, en cada viaje, en cada país que visitaba, en cada rincón, cada pueblo, los rostros de esa gente pobre me decían algo. La cultura revolucionaria que provenía de los libros, de las ideas de Marx y Lennin, terminaron de ser impulsadas por la vida de aquellos seres llenos de esperanzas. Cuando mi infancia y mi juventud mis padres cambiaban de residencia con frecuencia, supongo que eso influyó y no me sentí de algún sitio en particular. Ser errante me llevó a otras tierras. Salí de Argentina un día del año 53 y grité: "Aquí va un soldado de América". Lo hice como una broma a quienes me despedían. Pero ese grito fua tomando seriedad en la medida que el tren se alejaba lentamente.


- Se desprende un hombre así de todo, tierra y familia...
- Ché Guevara: Sí. Pero se puede ganar tierra y familia estando lejos. volví a ver a mis padres en Cuba, después del triunfo de la Revolución en 1959. Fue un encuentro inolvidable. Recuerdo que papá me preguntó qué iba a ser con mi profesión de médico y le respondí: "¿De mi medicina? Mira viejo, como vos te llamas Ernesto Guevara como yo, en tu oficina de construcciones colocas una chapa con tu nombre y abajo le pones médico y ya podés comenzar a matar gente sin ningún peligro." Papá puso cara de seriedad y entendí que buscaba una respuesta seria, entonces le dije: "De mi medicina puedo decirte que hace rato que la he abandonado. Ahora soy un combatiente que está trabajando en el apuntalamiento de un gobierno. ¿Qué va a ser de mí? Yo mismo no sé en qué tierra dejaré los huesos”.
- Ser médico sugiere una clara convicción de salvar la vida de otros, de pronto está entre lugares selváticos, empuñando un fúsil, disparando a otro ser...para quitarlo del medio, para quitarle la vida ¿ qué se siente frente a tamaña contradicción?
-Ché Guevara: En ese momento se siente muy poco, disparas y ya. Al cabo de unos minutos se te aparece un dolor...luego, en segundos, el dolor se desvanece y nace un regocijo, pero no por matar, sino porque estás haciendo nacer otra cosa. Escoger entre quitar una vida, dentro de una causa justa y darle vida a un sueño, a un ideal, que no es personal, que puede dar luz a centenares, esperanza a miles de seres, te quita el dolor.
- Cumples con Cuba, trabajas para la consolidación de la Revolución y decides abrir camino, ¿acaso ya no había espacio en Cuba para Fidel y el Ché?
- Ché Guevara: Fidel fue el líder que yo buscaba, al principio tuve cierta duda de su conducción en la lucha, pero demostró que estaba claro y lo seguí hasta el final. Yo me hice cubano, pero mi tarea como combatiente no terminaba allí. Permíteme leerte unas líneas que escibí en mi despedida a Fidel: " Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria (...) Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío." Él tenía su responsabilidad y yo tenía la mía, salí a ofrecer mis modestos esfuerzos a otros lugares.
- Entonces Bolivia, entonces la muerte...
- Ché Guevara: Luchas y luchas y siempres tienes a la muerte cerca, incluso en esos instantes piensas que tendrás un mañana. Había enviado a dos camaradas a observar las cercanías, en la unión de la quebrada del Yuro con la de San Antonio, la noticia que trajeron era que el ejército boliviano se acercaba. Una y treinta de la tarde y comenzó el tiroteo, 17 combatientes. Resistimos, se atascó mi arma producto de un disparo, me hirieron en la pierna y traté de escapar con el camarada Willy...nos llegaron dos o o tres soldados cuando subíamos por una escalada, después llegó un soldado de nombre Bernardino Huanca, se me acercó y me asestó un culatazo en el pecho; luego me apuntó de manera amenazante para dispararme. Willy Cuba se interpuso y gritó con voz autoritaria: "¡Carajo, este es el comandante Guevara y lo van a respetar!". Fue en Higueras, lugar adonde me llevaron herido que entregué lo único que tenía: mi.vida. Eran unos soldados jóvenes, borrachos por instrucciones de superiores, temblorosos, seres a quienes no les guardo rencor, seres que nunca entendieron mi lucha o, quizás entendiéndola, pudo más la orden de la CIA y del Gobierno Boliviano. Contra esos enemigos luché y en ese momento ellos, como en muchas guerras, apretaron el gatillo y dispararon a un guerillero. Estaba entre los cálculos y allí quedé. Era el 9 de octubre de 1967.


Pero, el Ché Guevara no quedó allí, como suele suceder con los mitos y las leyendas, justamente cuando mueren fisícamente, nacen para siempre. Sus ideales, su pensamiento, su imagen recorren el mundo cada vez que el mundo necesita de su legado, equivocado para muchos en sus ideas, romántico luchador para otros, el Ché se hizo parte de una historia de la humanidad. E


Cuando el autor de esta entrevista caminaba con Ernesto Ché Guevara para ir a tomar el sendero del regreso al mundo actual, sacó una carta que le había escrito a sus padres en abril de 1965 y me leyó unas líneas:
"Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.
Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más conciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.
Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo.
Los he querido mucho, sólo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente, hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá una piernas fláccidas y unos pulmones cansados. Lo haré.




Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes. "



Ernesto


Atrás dejé a Ernesto, sonriente, feliz de volver a hablar con alguien, de poder contar lo que muchos saben, sabiendo que seguramente otros luchadores vendrán luego, sencillamente porque sueños habrá, hombres también.

Todas las entrevistas realizadas en esta página están apegadas a hechos reales y la vida misma de sus protagonistas, y son producto de la imaginación del autor. Recuerda que en el blog encontrarás otras entrevistas realizadas, ingresando a "entradas antiguas". Puedes colaborar dando clicks en la publicidad de nuestros patrocinantes. Gracias por leernos. Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com

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