Un recorrido por la vida de quienes escribieron parte de la historia

domingo, 10 de octubre de 2010

Vincent Van Gogh:

"ASUMO SIN RODEOS MI OFICIO DE LOCO"






Era el día 30 de marzo de 1853 en Groot-Zundert, Holanda, cuando un nuevo ser tenía contacto con la brisa y con la luz, elementos, justamente, que servirían de inspiración a la existencia de un niño. Ese día fue cuando Vincent Willmen Van Gogh nacía. Extasiados sus padres, Theodorus Van Gogh y Anne Comelia, ignoraban que aquella criatura, más adelante, entraría a un mundo tormentoso y trágico.




Vincent Van Gogh, vino a conceder esta entrevista con el vivo impulso que le rodeó siempre. Aquel holandés, de cabello rojizo, entró a la sala con paso apresurado, con mirada inquietante, pero con pinceladas de serenidad, la misma serenidad que quedó plasmada en su obra, más no en su vida, serenidad que, tal vez, da el descanso eterno. Van Gogh, posiblemente por aquellos arrebatos de locura que experimentó, quizás no sepa que ha muerto. Pues para conocerlo un poco se me ocurre una pregunta, tonta posiblemente en su apariencia, pero esconde la clave de la esencia de un alma quebrantada por las circunstancias.


- ¿Quién fue Vincent Van Gogh?

- Van Gogh: Yo fui un ser como muchos, nacido en un pueblo, en el seno de una familia estable económicamente, pero dispersa en emociones afectivas dentro del hogar. Era casi una costumbre que los niños fueran a parar en sus primeros años a un internado. Esas carencias afectivas generan soledad, miedo, temores y tormentos que desaparecen o se acentúan en el tiempo. En esos tiempos la niñez dura muy poco, a los 16 años estudiaba y trabajaba en una galería en la Haya y Bruselas, por supuesto me enamoré también…eso fue en Londres…

- Allí se refiere a Ursula, una joven…

- Van Gogh: Ursula…Ursula Loyer, así es. Me rechazó, fue mi primer rechazo amoroso. Hoy día para un chico de 16 años eso no pasaría de un evento intrascendente, pero recuerde que en aquella época, los 16 años representaban la mitad de la vida, una persona entonces vivía en promedio 35 años a lo sumo. Bohemio, apasionado y de mal carácter, así me defino, un ser solitario e incomprendido, aunque en verdad no sé o no supe nunca qué es lo qué quería que comprendieran de mí.

- ¿Buscó refugio en la pintura?

- Van Gogh: Al principio en la religión, en Dios, es más en cierta oportunidad le escribí a mi hermano Theo algo así: "...Puedo, ciertamente, en la vida y en la pintura privarme de Dios, pero no puedo, en mi sufrimiento, privarme de algo más grande que yo y que es mi vida: la potencia de crear.”

- ¿Pero también encontró alivio en el alcohol y las mujeres?

- Van Gohg: Qué cree usted que abundaba en esa época. Yo le diré: tabernas, mujeres que cobran por sus favores sexuales, alcohol, tabaco, miseria y el arte manifestando su resistencia con la academia. Las mujeres de los burdeles no exigían más que dinero, no me pedían responsabilidad, tampoco me rechazaban. Y le digo, no es que no quisiera formar una familia, siempre lo deseé, sin embargo, mi vida y mi aspecto ya atentaban contra esa idea. Me entregué a la búsqueda del sol, de los colores, me convertí en un esqueleto y mi mente se fue chiflando un poco. Así veía al mundo…escribí a mi hermano. “...¿Qué es dibujar ? ¿cómo se llega ?. Es la acción de abrirse paso a través de una pared de hierro invisible, que parece encontrarse entre lo que se siente y lo que se puede..."

- Le resultará algo absurda la pregunta que le voy a hacer, pero…¿buscó usted la locura de manera intencional?

- Van Gogh: Esquizofrenia, demencia, frustración, soledad, inconformidad, como le quieran llamar. Nada de eso fue un sueño, nada intencional. Eso sí, en la medida en que las personas me miraban de reojo, en esa medida me refugiaba más en mis pinturas. Siempre estuve consciente de mi problema, al punto que solicité mi internado en manicomios y hospitales, de manera voluntaria...

- A partir de entonces se producirá el desquiciamiento total en la vida de Vincent Van Gogh: pasará de un hospital a otro, de una crisis a otra, de la esquizofrenia a la demencia, del terror a la impotencia. Y sabrá asimismo del escarnio, la persecución y la condena, aprenderá a amar a los seres que como él, faltos de razón y expuestos al abandono dentro del manicomio, establecen fuertes lazos para contrarrestar su debilidad.

- Van Gogh: Asumo sin rodeos mi oficio de loco…y reivindico a los enajenados porque tienen alma.

- La falta de las pequeñas victorias, hacen que Vincent Van Gogh viva intensamente sus propios dramas y los de la gente humilde que frecuenta. Rechazado por la sociedad burguesa a la que había pertenecido, se margina de ella y busca primero encontrar refugio en el misticismo y en las actitudes mesiánicas…

- Van Gogh: Usted lo ha dicho muy bien. Yo agregaría que me construí, fui mi obra, en la pintura encontré la libertad, aprendí a volar, a volar con dolor, pero vuelo al fin.

- Pero Van Gogh es conocido por algo más que su obra pictórica…

- Van Gogh: Pues ya me imagino por dónde viene usted con ese comentario. La oreja de Van Gogh. Mire, resulta que ese evento se ha magnificado, todo viene de un altercado que tuve con un colega pintor, Gaugim, amigo de cierta manera, con quien en algún momento pensé, ayudado por mi hermano Theo, a montar un taller en la llamada sede de la Casa Amarilla. El asunto es que por una discusión nos fuimos a las manos y yo tenía una navaja, accidentalmente me corté parte de la oreja, él salió huyendo y yo me fui a casa bañado en sangre, me cubrí la cabeza y se me ocurrió llevar el trozo de mi oreja en un sobre al burdel que frecuentaba y lo obsequié como recuerdo a una prostituta de nombre Rachel. Gaugim se aprovechó de mi fama de loco y propagó la versión de que yo me había mutilado la oreja. También se dijo que me la había cortado como protesta porque se avecinaba el matrimonio de mi hermano. Lo cierto fue que me corté en plena pelea con Gaugim y no le dí en esa época la importancia como para aclarar el asunto.

- Aparecen las manías persecutorias, la idea de que lo quieren envenenar…

- Van Gogh: Era una locura todo aquello, en sentido literal…una locura. Yo entraba en crisis con frecuencia, seguía pintando en el Hospital de Arles, seguía pintando en los manicomios. Hasta hubo un momento de aquella etapa en que los vecinos le solicitaron a los policías que me sacaran de casa a un hospital…al cabo de cierto tiempo me dan de alta, pero por propia voluntad pido que me ingresen en el manicomio de Saint Paul de Mausole. Tenía 37 años entonces, allí permanecí casi un año.

- Decide ir a Paris…

- Van Gogh: Fui a visitar a mi hermano Theo y a mi cuñada y mi sobrino, pero luego me trasladé a casa de un amigo pintor y doctor Ferdinand Gachet, en Auvers Sur Oise, por cierto tan chiflado como yo. Yo dependía mucho de mi hermano económicamente, pero él tenía muchos gastos, estaba enfermo y su hijo también…me deprimí mucho en esos días. Entonces, salí una mañana con un arma, salí hacia el bosque y me apunté al pecho…sonó un disparo y me derrumbé. Era 27 de julio de 1890, duré dos días convaleciente, siempre al cuido de mi querido hermano. Segundos antes de morir, lentamente y como en procesión, todos los colores de la vida se hicieron presente, colores con todo su brillo posible estaban allí flotando en el aire, invitándome a conocer, en persona, tal vez, el color azul del cielo, el blanco puro de las nubes.

Vincent Van Gogh levantó la mirada, como buscando en el aire más colores, los matices que le siguieran dando sentido a su existencia, aún después de tantos años de haber muerto, una búsqueda que ni siquiera sus tormentos han podido impedir.

Las entrevistas aquí realizadas son producto de la imaginación del autor y están apegadas a hechos reales vividos por los personajes. Comentarios y sugerencias a:luisalbertplus@hotmail.com. Gracias por leernos y no dejes de colaborar con esta página dando clicks en la publicidad de nuestros patrocinantes.


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