Un recorrido por la vida de quienes escribieron parte de la historia

sábado, 20 de marzo de 2010

Raspútin:

"Pienso que Dios siente más agrado en perdonar a los que pecan más"

Conocido como El Monje Loco, hizo historia

De los personajes de la historia, muchos de los cuales han dejado huella por sus hazañas, obras de arte, ideas, ímpetu personal, inventos y aportes a la humanidad, existe uno muy particular., un ser que, quizá, lo que dejó como legado fue su leyenda misteriosa, impregnada de su vida mundana mezclada con misticismo propio: Efimovich Novikch Rasputín. Un campesino de Siberia, Rusia, que tal vez nunca tuvo entre sus metas de vida, formar parte del Imperio Zarista a través de su marcada influencia. Y tal cual como se ha visto en fotografías, con esa mirada penetrante, lo más parecido a un disparo, primero el estallido y luego el caliente metal entrando al cuerpo, así mismo me esperaba Rasputín, El Monje Loco, para iniciar la entrevista que les presento a continuación.


- Nace usted en un pueblo campesino, en Tumén, Siberia en el año de 1869, un 22 de enero. Una infancia típica, una adolescencia aparentemente normal ¿Cuándo inicia la construcción de su propia leyenda?
- Rasputín: ¿Leyenda? Yo no entiendo a qué leyenda se refiere. Mi vida en aquellos primeros años, era la vida de un hombre de campo, un poco salvaje, más dedicado a sobrevivir que otra cosa...
- Se dedicó a sobrevivir robando ganado, eso dicen...
- Rasputín: Sí. ¿Algún problema con eso? Veía la oportunidad y la aprovechaba. Era un modo de vivir. No estudié, no supe de escuela, ni nada. Aprendí a vivir como pude. Me enviaron a un monasterio a los 18 años por robar. Allí tal vez como dice usted comenzó eso que llama leyenda. Tuve una visión en el monasterio, ví a la virgen y supe que tenía una misión en la vida.
- ¿Y justo en ese instante pretendió convertirse en una especie de Jesucristo?
- Rasputín: (Risas) No, no, no...tuve amigos y amigas que me decían que mi apariencia era como la de Jesús, pero no..nunca tuve esa intención. Mi cabello largo y mi barba era algo común en esa época. Eso sí, una vez una mujer me mró fijamente y me dijo: " Dios!! esa mirada suya es muy fuerte y misteriosa". Desde entonces entendí que tenía un poder. Ingresé a los Khlysty, un grupo de hombres y mujeres dévotos de Dios...
- Dicen que era una secta que incluso fue cuestionada por la Iglesia, que se dedicaba a buscar en el dolor físico el placer, que se flagelaban y que se sumergían en dantescas orgías...
- Rasputín: ¿Secta? ¿Qué es eso? Hábleme con palabras que entienda, se lo agradezco. Los Khlysty era un grupo de santos hombres y santas mujeres que comprendían muy bien el acto del sacrificio corporal como una manera de entregarse a Dios. Sí, teníamos sexo desenfrenado, un placer con dolor algunas veces. Sí, recuerdo muy bien esa época: un círculo, una mujer en el centro, luego un hombre la poseía y luego otro al mismo tiempo...y después se unía otra mujer y otra...y otra. Todos en presencia de Dios. Y le digo algo sufrían el placer, sentían el dolor de la carne. Al final, se respiraba paz.
- ¿Su vida lujuriosa viene de esa dedicación religiosa? Disculpe...lujuria es un desmedido apetito sexual....
- Rasputín: Se le agradece la explicación. Pues mire, había dolor y había placer, había entrega y convicción. Más allá de eso...quizás, algunas mujeres me buscaban la curiosidad, se inició el comentario en el pueblo de que mi miembro era más grande que el de todo hombre de la localidad, ahora he leído que tienen mi miembro en un museo en San Petersburgo, con un letrero en el que se lee: "28. 5 centímetros". Nunca lo medí. Pero ciertamente pude creerme bendecido por Dios en ese sentido. Aún así, campesino, rudimentario, sin estudio, me convertí en alguien a quien buscaban. Abandoné al grupo de los Khlysty, por las críticas y conocí a un buen hombre, a Makariy, un hombre santo que me enseñó más de la vida. Su influencia me marcó para siempre. Justo en ese tiempo me casé con Praskovia Fyodorovna Dubrovina, con ella tuve tres hijos: Dmitri, Varvara y María. Bueno, tuve otros hijos con otras...pero...en fin, volviendo al tema, me hice peregrino, los tuve que abandonar. Fuí a Grecia y a Jerusalen. Aprendí mucho de historia, de las viejas religiones, del poder de la mente. A mi regreso me dí cuenta que podía curar enfermos.
- A su regreso, ya en San Petersburgo, andaba en las calles adivinando el futuro, de taberna en taberna...
- Rasputín: Siga, siga...sí con prostitutas, así es. El sexo es un camino de entrega. Lo importante es que la Monarquía Rusa valoró mi poder, sobretodo la zarina. Cuidé y curé a su hijo Alexei, mi amigo, un niño especial. Una hipnosis curativa que salía de mis manos lo aliviaba de su mal. Y aclaro, no tuve relaciones sexuales con la zarina, aunque me hubiese gustado. No fuí tampoco mucho de lo que dicen que fuí. Pequé, cierto. Pero Pienso que Dios siente más agrado en perdonar a los que pecan más. Amé y odié con la misma intensidad. Hice el bien muchas veces...traté de ayudar a Rusia de la oscuridad que la cubriría si no seguía mis sabios consejos. la desconfianza del Zar Nicolás hacía mí, las presiones de los aduladores, acabaron por llevar al país hasta la desgaracia comunista que sumergió la vida y las esperanzas de millones de personas.
- Entiendo. Y de su tan comentado asesinato ¿tiene algo qué decir?
- Rasputín: ¿Qué puedo decir? Un desgaciado maricón, un hombre con cara de mujer llamado Félix Yusopov, tal vez enamorado de mí, o entusiasmado por la curiosidad de conocer el tamaño de mi pene y por las ansias de poder y por la envidia...él otros hijos de p...me engañaron un 29 de diciembre...vino con cianuro, pasteles con cianuro...y no pudieron. Tuve aún fuerzas para agarrar a uno de ellos del cuello, pero se me fue corriendo a buscar un arma. Yo salí con mi malestar...pero me dispararon por la espalda en plena calle, me dieron por la cabeza con un trozo largo de madera, me cortaron el pene y me envolvieron en una alfombra, luego me lanzaron al río. Yo en esas aguas heladas no los complací en morir, traté de escapar pero me ahogué. Rescataron mi cádaver, la autopsia determinó muerte por ahogo. Al tiempo, los salvajes revolucionarios profanaron mi tumba y quemaron mis restos. Mire...yo fuí un hombre, un campesino, un mujeriego quizás, pero busqué un camino, busqué respuestas, esa debe ser, como mínimo la tarea de cualquier persona.
Dejé a aquella imponente figura sentada en la silla de madera, con aquel traje negro y largo, que cubría una parte de las largas botas. Aquel rostro sereno, sólo dejaba escapar de la poca piel que no cubría el cabello, la barba y el bigote, una mirada profunda, lineal, misteriosa...como queriendo decir..."hey, el monje loco...nunca estuvo loco". Y es posible. Lo que no se puede negar es que ese hombre, ese campesimo ruso, tal vez jamás imaginó que ocuparía un lugar en la historia universal, algo especial tuvo, porque no todos podemos hacer historia.


En esta página también encontrarás entrevistas imaginarias con Dios, La Muerte, Hitler, Marylin Monroe, Michael Jackson, Jhon Lennon, Jesucristo, Sigmund Freud, un Extraterrestre. Sólo tienes que dar click en "entradas antiguas". Gracias por leernos. Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com

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